Echo de menos mi yo, mi volver a ser. Enfrentarme al papel en blanco y tener miedo. Estar sola y sentir que no puedo. Bailar bajo la lluvia, pensar en el futuro, incierto, seguro.
Echo de menos mis imposibles alcanzables; pero no me expongas al intento, no me muestres que lo puedo tocar con las manos, porque aquí, justo aquí, siento miedo. Me pierdo en la inseguridad del acto, me siento segura cuando miro más allá de mi cintura y siento que puedo volar. Me siento segura cuando rondas mi figura y no te importa mi estatura, ni si mis manos están frías porque esto me ha calado hasta los huesos.
Tengo la desconfianza de reencontrarme conmigo misma y que en el reloj no den las doce. Siento ser tan cuadriculada pero necesito números redondos: las aristas, las jerarquías muestran mis manías.
Se sincera contigo misma, dime que tu mayor enemigo eres tu mismo ; ahora es el momento de sentarme frente a mi y ver, que necesitas la canción perfecta, la hora justa y el lugar exacto para sentirte bien en este mundo. Dime que la perfección a veces te supera en tu pequeña estatura y entonces, entonces justo entonces, te das cuenta que no puedes más. Que la sencillez es más difícil y que prefieres refugiarte en la complejidad.
Dime que necesitas la música para sentirte completo y a la vez el más triste de este mundo. Pero, ¿Qué sería de nosotros sin ella? ¿Qué sería de mí sin ti?, ¿Qué sería de mí sin mí?
La complejidad vuelve a superar mi estructura no tengo palabras para tanta basura Necesito la sintaxis para encontrar mi perífrasis, necesito mi no ser para volver a ser.
Reconstrucción.
Volcano.
